Uno de los momentos más importantes para los padres son los primeros baños de su bebé. Es una experiencia que no se puede describir con palabras, pero hay que hacerlo con cuidado para evitar cualquier daño.
Para ayudarte, te vamos a mostrar todas las claves que necesitas conocer para que los primeros baños sean un éxito y así puedas acostumbrarte a bañar correctamente al bebé.
Cómo bañar a un bebé recién nacido paso a paso
A la hora de bañar al bebé, tenemos que tener en cuenta que hay que hacerlo todo con mucho cuidado y siguiendo los consejos que te vamos a mostrar a continuación. Puede parecer complicado, pero si sigues los pasos que te mostramos, todo te resultará más fácil.
- Para comenzar, debes preparar la temperatura del agua a unos 34 grados. El objetivo es que el agua esté en perfectas condiciones. Hay que evitar que esté fría o demasiado caliente. Así el bebé podrá disfrutar un poco más de sus primeros baños.
- Para evitar que el bebé se pueda quedar frío tras el baño, es importante que el baño esté a unos 22º. Y por supuesto, deberás cerrar la puerta para evitar las temidas corrientes de aire.
- Antes de ponerte manos a la obra, deberás asegurarte de que tienes todo lo necesario. En el siguiente apartado hablaremos de esto más a fondo.
- Antes de comenzar a bañar al bebé, tienes que tener una cosa bien clara. Bajo ningún concepto lo deberás dejar ni un solo segundo solo. Un pequeño descuido puede provocar un incidente. Para evitarlo, todo el rato deberemos estar pendientes del bebé, no hay nada que nos deba distraer.
- A la hora de usar jabón y champú, el mismo debe ser el adecuado para bebés. Si no sabemos cuál usar, apuesta por los neutros y con bajo o nulo perfume. El olor natural del bebé es más que suficiente para que huela bien.
- Cuando comiences a realizar el baño, desnudas al bebé y lo primero que deberás hacer es limpiar la zona del pañal. Posteriormente deberás introducir al bebé en una bañera para bebés. Los primeros días no es recomendable este paso, lo mejor es realizar pequeños lavados para evitar riesgos.
- En el momento de introducir al bebé en la bañera, deberás sujetar con firmeza al bebé y lavarlo con la máxima delicadeza posible. Siempre hay que buscar una experiencia agradable y segura para el bebé. En ese caso, te recomendamos sujetar con un brazo su espalda y su cabeza y con la otra mano realizar el lavado.
- Para conseguir un baño completo del bebé, el orden es de arriba abajo. Es decir, tenemos que comenzar a lavar su cabecita e ir bajando hasta acabar en los genitales.
- No debes lavar los ojos, nariz y oídos, deberás lavarlos fuera del agua. Ten mucho cuidado con esas partes.
- Si el bebé todavía tiene cordón, tienes que tener mucho cuidado con la zona. No debes mojarlo ni lavarlo.
- Durante el baño, puede ser una buena opción que le hables. Así se sentirá más tranquilo, se moverá menos y la experiencia de baño será más agradable para ambas partes.
- Cuando acabes el baño, será el momento de secarlo correctamente. Para realizar el secado, las toallas de algodón pueden ser de gran ayuda. Presta atención a los plegados para que no quede humedad en los mismos. Y en la zona del cordón, el secado lo deberás realizar con pequeños toques suaves.
El baño es un momento que puede unir al padre o madre con su bebé. Por ese motivo, hay que realizarlo con ilusión para crear una unión entre ambas partes. No hay que ver el baño como algo peligroso, sino como una nueva experiencia entre padre e hijo. Eso sí, siempre teniendo cuidado para evitar accidentes.
¿Qué necesito para bañar a un recién nacido?
Para que la experiencia de baño sea satisfactoria, es vital que antes de comenzar el trabajo tengamos todo lo necesario.
Como vas a poder comprobar a continuación, el listado no es corto. Recuerda, es vital comprar productos de calidad para el baño de tu bebé para evitar problemas durante y después del baño. Por ese motivo, siempre debes comprar los productos de baño en tiendas expertas en bebés.
- Bañera: hay muchos tipos de bañera para bebés, solo deberás elegir la que mejor encaja con lo que estás buscando.
- Jabón: siempre debes optar por un champú con pH neutro y que haya sido elaborado especialmente para la piel sensible del bebé.
- Esponja: puedes lavar a tu bebé con una esponja natural o con tus propias manos. Esta última opción suele ser la más usada.
- Crema hidratante: después de cada baño hay que hidratar la piel del bebé. Siempre hay que usar un producto diseñado especialmente para bebés.
- Toallas: es importante que tengas toallas suaves de algodón para secar sin dañar la delicada piel del bebé.
- Toallitas: te serán de gran ayuda a la hora de limpiar inicialmente la zona del pañal.
- Cambiador: sirve para vestir en un lugar seguro al bebé.
- Gasas estériles: son de gran ayuda a la hora de limpiar las zonas más delicadas como la nariz, ojos u oídos.
- Cepillo: el pelo del bebé es muy delicado, el peinado siempre lo debes hacer con un cepillo para bebés.
- Colonia: la colonia no es necesaria, con el olor natural del bebé es suficiente. Si optas por usarla, elige una colonia sin alcohol y con poco olor.
¿Qué son los baños de esponja para bebés recién nacidos?
Podemos decir que el baño de esponja para los bebés es el baño que se realiza sin meterlo en la tina o en la bañera.
En este caso, para realizar este tipo de baño tenemos que acostar al bebé sobre una toalla y realizar la limpieza con un paño mojado.
El baño de esponja suele ser bastante rápido, es decir, no suele superar los 10 minutos. Además, los expertos nos recomiendan abusar del mismo, como mucho habría que hacerlo un par de veces a la semana.
Para que la experiencia sea totalmente agradable, es importante que la temperatura de la estancia y del agua sean las adecuadas.
Precauciones en el baño de bebés prematuros
Debes saber que la piel del bebé prematuro es todavía más delicada que la de un bebé normal. Por ese motivo, siempre deberás prestar especial cuidado al baño.
Teniendo en cuenta la opinión de los expertos, el bebé prematuro solo debería disfrutar de uno o dos baños a la semana. Y nunca debería superar los 5 minutos de duración.
Antes de comenzar el baño, tenemos que asegurarnos que la temperatura de la habitación es agradable y no hay ningún tipo de corriente de aire. La temperatura del agua deberá ser de unos 36 grados. Para asegurarte, puede ser una buena opción usar un termómetro.
A la hora de lavar al bebé, siempre debes usar tus manos o una esponja natural. Los movimientos deben ser suaves y con suaves toques. No es necesario usar jabón durante las primeras semanas y si lo haces, siempre opta por uno neutro para bebés.
Tras el baño rápido, deberás secarlo con la ayuda de una toalla de algodón.
¿Se puede bañar a un bebe todos los días?
No hay una respuesta coincidente entre los expertos. Algunos recomiendan los baños diarios, otros cada dos días y otros incluso cada semana.
Realmente el baño debería ir relacionado con la suciedad que tenga el bebé. Durante los primeros meses, apenas se moverá y en consecuencia apenas se ensuciará. Eso quiere decir que el baño diario no es necesario. A no ser que los padres si lo vean necesario.
En cambio, cuando el bebé comienza a gatear y en consecuencia a moverse, comienza a ensuciarse más. En ese momento los baños ya tienen que comenzar a ser más continuados. En esa fase puede ser una buena opción optar por los baños diarios o cada dos días.
Si notas que el bebé se estresa con el baño, entonces deberás optar por espaciar los baños. El baño debe ser un momento placentero y no un momento de sufrimiento.
¿Se puede sumergir la cabeza del bebé en el agua?
El bebé siempre debe tener la cabeza fuera del agua para tener la seguridad de que no va a sufrir ningún accidente. Durante el baño, el padre o la madre siempre deberá estar atento del bebé. No se le debe dejar ni un momento solo y en consecuencia no hay que dejar que la cabeza se sumerja en el agua.
Otra cosa es que queramos enseñarle a nadar desde bebé. En ese caso, hay que seguir las indicaciones de los expertos, pero no es un tema que nos afecte en este apartado.
Recuerda, mientras bañamos a un bebé siempre tenemos que estar atentos. Un pequeño descuido puede salirnos caro. Para evitarlo, hay que estar atentos al bebé y que nada nos distraiga.